Exposición ILUSTRE ANECDOTARIO (20º aniversario de APIV).

 

LA ILUSTRACIÓN Y EL ABRAZO DEL OSO
Vista la dificultad para encontrar una anécdota o situación relacionada con la profesión que fuese simpática a la par que medianamente original, me encontré reflexionando sobre mi propia experiencia con la Ilustración. Recordé la ilusión del comienzo, cuando aún estudiaba y conocí la existencia de Apiv. Como los grandes, yo quería ser como los grandes, como los autores y autoras cuyos proyectos personales me deslumbraban. Mis imágenes serían inteligentes y gráficamente impactantes, aplicadas a los mil campos del arte que me interesaban. Como los grandes. Y entonces empecé a trabajar.

Es complicado ser bueno. Mucho esfuerzo, talento, constancia, paciencia, seguridad, buenos clientes y una pizca de suerte. Hacen falta demasiadas herramientas. Yo no las tenía y la cruda realidad me hizo perder de vista el camino. Demasiados trabajos de esos que te avergüenzas de firmar, demasiados proyectos abandonados en la balsa de la frustración y de la urgencia, demasiadas dudas, demasiada penuria económica, demasiados necios sin criterio tomando decisiones… No soporté más la presión y me escapé. Ahora pago mis facturas sin tanto sufrimiento y, cuando me queda un ratito, me siento, cojo mi lápiz y recuerdo cuando disfrutaba con todo esto. Me siguen deslumbrando los grandes (compañeros/as y amigos/as ahora, muchos de ellos), pero ya no persigo nada, solamente respirar.

Por eso, puedo decir que la Ilustración es para mí como el abrazo de un oso. Te envuelve, es cálido, transmite seguridad, reconforta, sientes palpitar su enorme corazón, te emociona,… pero también te puede asfixiar y tiene unas garras que se clavan hondo. Muy hondo, joder. Exactamente como las mejores cosas de la vida.

ILUSTRE ANECDOTARIO
Vida y extraordinarias y portentosas aventuras de las y los profesionales de la ilustración gráfica con motivo del 20º aniversario de APIV.

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